24 de abril de 2013

ACEITE ESENCIAL DE ROMERO


Rosmarinus officinalis



Después de la lavanda es uno de los más importantes y versátiles.

Así como la lavanda sosiega y relaja, el romero levanta y da energía.

Es un estimulante físico y mental.

Actúa sobre el hígado facilitando la salida de los azúcares del mismo para que puedan ser convertidos en energía.

Activa la circulación y tiene efectos tónicos sobre los músculos y sobre el corazón, el hígado y los músculos.
Tonifica también el cerebro. Es analgésico y calentador, por lo tanto apto para dolores articulares y musculares. Por todo esto es un buen remedio para la edad madura.

Es antiséptico. Benéfico para las enfermedades respiratorias: resfríos, catarros,
bronquitis, sinusitis. 

Despierta y favorece la actividad física y mental, el trabajo y el estudio.

Precauciones:
Evitar durante el embarazo. Usar solamente diluido. No utilizar en epilépticos y en personas con presión alta.


Se lo utiliza en mezclas para la curación, purificación y limpieza energética



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16 de abril de 2013

LOS OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO FLORAL



El enfoque terapéutico creado por el Dr. Bach tiene la triple condición de ser holístico, clínico y analítico. Los principales objetivos de la terapia con esencias florales son: aliviar el dolor psíquico y físico, concientización, introvisión, resignificación y prevención.

• Aliviar el dolor es un objetivo básico de todo tratamiento floral. Sin embargo, no hay que perder de vista el hecho de que el consultante debe aprender el sentido de su dolor para que este adquiera valor terapéutico. Pero podremos acceder a ello una vez que disminuyan los síntomas agudos.

• Concientizar, como proceso de ampliación de la conciencia, entendiendo que esta no es una técnica que tiende a suprimir sino ayudar a comprender el significado de la lección. Esta tarea implica no sólo un registro intelectual de “darse cuenta”, sino una vivencia que acompaña el conocimiento mental. La concientización trae como resultado la mejor comprensión de la situación presente, de la perspectiva histórica, y dimensionar su realidad, comprendiendo que lo que le pasa hoy es fruto de su devenir.

• La introvisión tiene como fin lograr en la persona una mayor identidad, una mejor diferenciación, categorizar los aspectos internos y su relación con el entorno y circunstancias de vida.

• La individuación como el encuentro de sí mismo, sin las interferencias propias o ajenas o injustificables.
Como expresa Bach “Permitir que otras personas nos impidan escuchar los dictados de nuestra alma, nos provoca falta de armonía y enfermedad. Desde el momento mismo en que el pensamiento de otra persona entra en nuestra mente, nos desvía de nuestro verdadero camino. Sólo cuando olvidamos este hecho y tratamos de interferir en las tareas de otros, o permitimos que lo hagan en la nuestra, aparecen la fricción y la falta de armonía en nuestro ser”. Por lo tanto individuarse es seguir un camino propio.

• La prevención es lograr descubrir la causa, erradicando el defecto con el recto desarrollo de la virtud opuesta, antes que este tome la forma material de la enfermedad.
La terapia floral es un elemento muy valioso en la prevención de enfermedades psicofísicas. No teniendo en cuenta la naturaleza de la enfermedad, sino al paciente que la porta, “No nos fijemos en la enfermedad, sino cómo ve la vida el enfermo” (Bach).



OTROS SISTEMAS FLORALES

En la actualidad existen muchos sistemas florales en el mundo, esta terapéutica es recomendada desde el año 1976 por la Organización Mundial de la Salud.
El uso de otros sistemas para el trabajo acabado y completo de los terapeutas, es de práctica común.
Para ello contamos con sistemas de esencias florales como las Esencias Australianas de Bush, Flores de California, Flores de Saint Germain, Orquídeas de América, Florales de Sirio, y muchas más.

También contamos con sistemas vibracionales como Elixires de las estrellas,  Aguas de Mares, Océanos y Ríos, Homeofónicas, Cromáticas, Chamánicas, y otras.



5 de abril de 2013

Terapias Florales


Utilizar esencias florales como medio curativo no es algo nuevo como podría suponerse. Los aborígenes australianos, considerados una de las culturas más antiguas del mundo, siempre han usado las flores para curar los estados emocionales y las consecuencias de estos sobre el cuerpo, al igual que los antiguos egipcios.
En la Edad Media, Paracelso investigaba distintas formas de preparar remedios a partir de plantas y flores y decía: “...observemos la planta y percibamos en ella la señal de su curación”. En sus investigaciones, observó que cada planta ejerce en el lugar donde crece un “impulso terapéutico”, que se expresa en sus constituyentes internos, y además en su forma, porte, modo de crecer, color y perfume...” (Philippe Deroide).
Este conocimiento ancestral se ha ido transmitiendo a través del tiempo. Así, nos encontramos con el Dr. Edward Bach (1886-1936), que en la década de 1930 re-descubrió este método curativo y preparó sus célebres 38 remedios florales, utilizando flores silvestres de la campiña inglesa.
Las esencias florales, a diferencia de otros remedios obtenidos del reino vegetal, no poseen elementos químicos en su composición, careciendo por lo tanto, de toxicidad alguna, lo que las hace accesibles a personas de toda edad y estado (inclusive mujeres embarazadas y bebés). Su acción es debida a la  energía vital concentrada que poseen, la cual es específica de cada esencia individual y que se  corresponde con el estado mental o emocional que tenemos en desequilibrio en el momento de la consulta.
El “patrón energético vital”, de cada esencia floral permite recuperar el equilibrio de la emoción o estado mental perturbado, de una forma similar a como se produce la afinación de un instrumento musical. Al producirse ese re-equilibrio, cesa la manifestación displacentera y el síntoma físico asociado con ella (por ejemplo ante incesantes preocupaciones podemos padecer dispersión mental, falta de concentración y/o dolor de cabeza, e incluso insomnio).
Resulta interesante observar que cualquier organismo vivo (planta, animal, o ser humano), “decodifica” la “información” impresa en la esencia floral y produce la transformación paulatina del síntoma. En otras palabras: la energía del remedio actúa siempre, e independientemente de si el paciente cree o no en su eficacia.
Si el remedio administrado no se corresponde con el estado que debe ser corregido, por haber sido prescripto erróneamente, no actúa, y por lo tanto no se producirá la curación, pero, sin embargo, no generará ningún efecto secundario, como ocurre habitualmente con los medicamentos.

La terapia del Dr. Bach, actualmente aceptada por la OMS, no es incompatible con ningún otro tipo de terapia. Por su sencillez, se puede administrar conjuntamente con cualquier otro tipo de tratamiento. Este tipo de remedios carece de toxicidad alguna y de efectos secundarios. Una ingesta excesiva no es en absoluto perjudicial. Incluso tomar una flor que el paciente no necesite, tampoco es dañino en absoluto: sencillamente no afectará al paciente en ningún sentido. Esta medicina es  altamente preventiva, pues se puede administrar también en personas que ni siquiera hayan mostrado el más mínimo indicio de enfermedad, pero que por su comportamiento se prevea que en un futuro pudieran padecer alguna dolencia relacionada con sus defectos.